*Artículo de opinión publicado por Diario de Navarra (30 de abril de 2016). Carolina Díaz Espina, periodista, investigadora y afiliada a Ciudadanos Navarra
Una educación donde lo primero sean las personas
El pacto sobre educación gira en torno a muchos temas: ratio de alumnos por aula, adaptación de currículos, formación continua y acompañamiento a los docentes, autonomía de los centros, etc. Sin embargo, el asunto que en estas líneas se quiere destacar es el derecho constitucional de los padres y las familias a elegir la educación de sus hijos. Este derecho debería ser la línea nuclear sobre la que articular un pacto en educación, donde se escuchase activamente a las familias, porque son las que tienen el derecho y la obligación de educar y proveer a sus hijos de todo lo necesario para su desarrollo. La interpretación que los partidos hacen de dicho derecho es desigual. Por ejemplo, hace unos días, el exministro Ángel Gabilondo afirmaba en la mesa redonda sobre la propuesta socialista de pacto, que no hay duda de que existe un derecho reconocido, pero ello no implica que se traduzca en el derecho de los padres a elegir el colegio para sus hijos.
También parece que los partidos del Gobierno Foral piensan que los padres no tienen derecho a elegir el colegio, ni la lengua en que sus hijos deben ser escolarizados.
Esto ha quedado patente en cuestiones como en el cambio de modelo de lingüístico de escuelas infantiles, en el cierre de líneas en centros públicos a pesar de la demanda (véase el caso del colegio público de Ermitagaña) así como en su objetivo prioritario de acabar con el programa de aprendizaje en inglés (PAI), a pesar de la demanda por parte de las familias y de la comunidad educativa. En este contexto, el artículo 8 de la Ley Foral 15/2004 de la Administración de Foral de Navarra, supone que la Administración Foral “protegerá en todo momento la buena fe y la confianza legítima que los ciudadanos hayan depositado en la misma y en el comportamiento normal y ordinario que hasta entonces haya seguido”. Sin embargo, con la unilateralidad de los últimos movimientos contrarios a los derechos y demandas de los padres, parece imposible considerar que alguien está velando en las instituciones por ellos. Los padres y familias son los que pagan impuestos y a los que, por cierto, el Ejecutivo de Barkos se los ha subido este año. Sin embargo, aún son muchos los que creen que la potestad de asignación de escuelas tiene que ser de la Administración. Esto exige no solo un cambio en la gestión y una mayor escucha a la ciudadanía, sino también un cambio en la mentalidad paternalista de los partidos y del Estado, que considera a las familias aptas para pagar y sufrir sus subidas impuestos y devaneos políticos, pero no para elegir lo que consideran mejor para sus hijos. También insisten en atacar y amenazar a los centros concertados a pesar de su demanda. Es una postura maniquea contraponer la escuela pública contra la concertada, cuando la existencia de ésta última reside en el derecho constitucional a la educación universal que el Estado no puede proveer solo, por lo que acude a los centros para que todo niño en edad escolar tenga una plaza. Todo ello contrasta con lo expuesto por el filósofo José Antonio Marina en la mesa redonda organizada por Ciudadanos sobre el “Pacto Nacional de Educación”. Marina subrayaba que una ley nacional debería apuntar a centralizar las competencias para que no existan desigualdades territoriales, pero trabajando conjuntamente con las Comunidades Autónomas para que queden atendidas por ejemplo, las demandas lingüísticas propias de cada región. Especial hincapié hizo en que el pacto debería velar por el citado derecho de liberta de elección, concretándose en la posibilidad de elegir el centro y el modelo educativo que mas se ajuste a sus convicciones. Como herramienta para ello podría implantarse el famoso distrito único, a pesar de lo incómodo que resulta para algunos.
La sociedad en su conjunto demanda un cambio a través de un pacto.
El cambio no es que gobiernen unos u otros; es que los que están se entiendan y nos hagan la vida más fácil, que para eso se les ha votado.