*Comunicado publicado en Diario de Navarra el 2 de junio de 2017

La vista ayer en el Tribunal de cuentas difícilmente supondrá una condena para la presidenta Uxue Barkos, quien lejos de probar que mantuvo las reuniones por las que cobró dietas y zanjar así cualquier duda ante la ciudadanía navarra, no aportó ninguna prueba que borre la sombra de duda que ha generado su actuación. Ni un documento, ni un testigo, ni una justificación de viajes, ni una prueba siquiera de su inocencia y buen hacer.

La Presidenta en una clara muestra de carecer de justificación para su proceder ha cambiado constantemente de argumento de defensa: presentó en sede judicial, en un primer proceso que se archivó, documentos justificativos de asistencia cuya firma resultó no ser de ella. Al descubrirse la falsedad, argumentó que no era su firma pero que estaban firmados con su autorización. Cuando se ha demostrado que constaba su presencia en Madrid en fechas donde constaba que había estado reunida en Pamplona, aludía que volvía pronto o salía tarde, cosa que jamás antes había argumentado, y en la propia vista de su juicio se descolgó diciendo que se reunía en festivos y vacaciones. Toda esa concatenación de justificaciones sobrevenidas sin una sola prueba definitiva, generan la absoluta sospecha de que carece de pruebas que demuestren la legitimidad de su comportamiento.

Y la Presidenta tiene perfecto derecho a escudarse y esconderse detrás de su derecho como acusada a no declararse culpable y a no tener la carga de la prueba, que recae en la acusación, pero Uxue Barkos es la máxima representante del pueblo navarro y tiene un plus de obligación ética para con la ciudadanía. No es una ciudadana ordinaria, y así como ha gozado de aforamiento, por su condición de cargo público, tiene un plus mayor de responsabilidad y una obligación de demostrar su ética política. Y no lo ha hecho. Ha quedado claro en todo caso, que el sistema establecido para justificar el cobro de dietas era inaceptable, y era todo un entramado establecido por todos los grupos del ayuntamiento de Pamplona para cobrar un “sueldo” camuflándolo de dietas. Una vergüenza de la que no se libra ninguno de los grupos que la utilizaron, cobrar por adelantado el 100 % de las dietas máximas; y justificarlas con un simple documento sin control de veracidad alguno cada seis meses, es una conducta inaceptable, reprochable y vergonzosa, que hace aún más inexplicable la falta de diligencia de la Fiscalía de navarra y del TS, con el archivo de las diligencias contra la presidenta. Especialmente cuando lo que debe exigirse del ministerio público y la justicia es la búsqueda de la verdad y la defensa de lo justo frente al engaño y al abuso del dinero público.

Carlos Pérez-Nievas, portavoz de Cs Navarra


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