*Artículo de Ruth Goñi, coordinadora y delegada de Ciudadanos Navarra publicado el 8 de noviembre de 2016 en el Diario de Noticias
El pasado sábado 5 de noviembre detuvieron en Francia al último jefe de ETA, digamos mejor el último jefe conocido, porque mientras no se disuelvan como banda terrorista, su cadena de mando podrá seguir teniendo su correspondiente rotación de personal. Hace ya cinco años del cese de la actividad armada de ETA y, para algunos, esto ha sido tiempo suficiente para poder aseverar con superficialidad que detenciones como la de Mikel Irastorza, ya no le interesan a nadie porque eso son “cosas de otra época”. Curioso, yo personalmente no salgo de mi asombro ante afirmaciones como esa. ¿Una detención de un terrorista, en un Estado de Derecho, y no le interesa a nadie? No es cuestión de interés, sino de valentía, coraje y sentido democrático.
Valentía para condenar hoy igual que hace diez años el terrorismo etarra, y el derecho a la memoria y a la dignidad de las víctimas.
Coraje para defender en una sociedad avergonzada por lo sucedido, y actualmente a veces incluso anestesiada, que sigue haciendo falta defender nuestra libertad, nuestro modo de vida y nuestras instituciones. Sentido democrático para entender que en dichas instituciones cabemos todos y que aportaremos todos, sí, pero sin maquillar, tergiversar o emplear expresiones que enmascaren lo que ocurrió. La realidad que vivió la sociedad española atenazada por ETA fue demasiado dura y demasiado costosa para todos como para que nos permitamos olvidarla o tan siquiera suavizarla. Es nuestra obligación integrar aquel sufrimiento, aprender de él, y no permitir que vuelva a suceder algo similar jamás. Hace demasiado tiempo que una expresión respecto a este tema me persigue, incluso me acosa diría yo. Desde hace meses en periódicos, tertulias televisivas y radiofónicas, y variopintos corrillos no paro de escuchar la fantástica frase de “yo condeno todas las violencias” a diferentes grupos políticos.
Decir esto y no decir nada, es decir lo mismo.
¿Por qué responden siempre con esta frase cuando solo se habla de ETA? Es una respuesta intencionadamente esquiva y cobarde para no condenarla individualmente, y muy inteligente no es esta respuesta o estrategia. Aunque es muy cierto que el latiguillo parece que les convence por completo e incluso se sienten satisfechos al pronunciarlo. Lo malo es que solo les convence a ellos y frente a sus adversarios de contienda dialéctica les retrata. Es maravilloso que otros podamos condenar a ETA, al GAL y al régimen franquista sin complejo alguno y, además, sin necesidad de buscar subterfugios, ni meterlos a todos en el mismo saco, ni disimular nada. Algunos dirán que eso será por falta de ideología o por nuestra juventud, discrepo, es por nuestra libertad como ciudadanos. Libertad de opinión propia, de expresión y de reconocimiento íntimo de los grandes errores que cometió una parte de la sociedad, lo que nos otorga la libertad y la sinceridad de condenarlos rotundamente sin hacer distinciones. Desde esa libertad individual y el deseo de que construyamos una sociedad mejor, compleja y diversa, por supuesto, pero mejor, quiero expresar que es lamentable escuchar aún hoy a portavoces políticos afirmar frases como “quien sostuvo y mantiene la tesis de la derrota policial”. Disculpe, Sr. Egibar, no fue ni es una tesis, es un Estado de Derecho en plena acción en defensa de sus ciudadanos (no creo que haga falta decir que la defensa suele requerir de un ataque previo). Y fue una derrota conseguida por la sociedad y por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, por ambos, cuando por fin tuvieron fuerzas para actuar al unísono. A Podemos le pediría coherencia y definición por favor, porque tratar de pescar votos a cualquier precio es, simplemente, vergonzoso. Ese “pequeño salto” que piden y que es necesario no es otro más que precisamente la disolución de ETA pero mientras, el Estado actúa, faltaría más. Su amigo Otegi, que nunca defrauda, afirma que “el Ejecutivo trata permanentemente de obstaculizar los avances que se puedan producir en pacificación y convivencia en Euskadi”. A su frase, por supuesto, yo le añadiría Navarra y resaltaría que el único obstáculo que hay hoy en día para empezar a construir esa convivencia es la NO disolución y la NO entrega de las armas de la banda. A partir de ese ansiado momento, llegarán la integración del dolor, la superación de barreras ideológicas, la convivencia pacífica y cívica con quien nunca pensará como tú etc. y de todo ello, del proceso completo, se encargará la sociedad que tiene bastante más sensibilidad, empatía y sentido de la justicia del que nos permitimos reconocer. Por supuesto, habrá que exigir en ese momento a las instituciones que acompañen en el camino y lo faciliten, pero Sr. Otegi, ese camino lo hace la gente, los ciudadanos y la gente tiene memoria y su propio ritmo. Dejen fluir las emociones, no se precipiten ni pretendan acelerar a ningún sector de la sociedad. Respeten, es el momento. Y condenen claramente lo que hay que condenar, sin tapujos. De esta forma nos irá mejor a todos, que es de lo que se trata ¿verdad?