*Artículo de opinión de Eduardo Ortiz, profesor y responsable del Grupo de Bienestar Social de Ciudadanos Navarra, publicado en el Diario de Noticias el 26 de julio

 

Desde hace dieciocho años, todos los 26 de julio, celebramos a propuesta de la ONG Mensajeros de la Paz el “día de los abuelos”. Se trata de un sencillo intento de “competir” en reconocimiento con el día de la madre o del padre. Más allá de esta excusa está el fomentar que nuestros mayores lleguen a ocupar la posición social que merecen. ¡La verdad es que, en justicia, deberíamos dedicarles, como mínimo, una semana al año! Y es que, como sociedad, nunca estaremos suficientemente agradecidos con su aportación. Cada vez son más y, sin embargo, da la sensación de que, por momentos, pintan menos. Una sociedad madura tiene el deber de reconocer su aportación pasada en nuestro presente así como el reto de darles más oportunidades en el dinamismo actual que nuestra sociedad necesita. ¡Y es que es tanta la experiencia, conocimientos y sabiduría contenidos en estas personas! Sin embargo, en vez de buscar cauces para tratar de aprovechar todo ese yacimiento de saber acumulado, les hemos relegado a los márgenes del protagonismo social. Como estamos pudiendo ver en los últimos años, nuestros mayores constituyen uno de los sostenes anti-crisis más firmes. No es ya solo que se estén haciendo cargo del cuidado de los nietos, con todo lo que ello supone, sino que también con sus muchas veces precarias pensiones, están  soportando gran parte del presupuesto de las familias. Por no olvidar, aunque pudiera parecer menos importante, que realizan todo tipo de tareas del hogar.

Una sociedad madura tiene el deber de reconocer la aportación pasada de los mayores en nuestro presente

Esta enorme contribución sería digna ya de nuestro más sentido agradecimiento social. Pero, como hemos apuntado otras veces, estamos tocando aquí uno de esos retos a largo plazo que a nuestra política actual se le quedan tan grandes. ¡Qué hacemos en España con el reparto del agua, con nuestro modelo territorial, con los problemas medioambientales, la educación, la natalidad o con la pobreza! Y es entre estos enorme desafíos donde yo me atrevería a colocar también el reconocimiento y la función social que queremos dar a nuestros mayores como uno de estos retos de futuro que “la nueva política” tendrá que atreverse a afrontar. Ya sabemos a dónde nos está llevando la mirada corta, la “política de titulares” o el responder sólo a los intereses de los aparatos de los partidos.  Los ciudadanos soñamos con unos dirigentes que cojan las riendas del futuro y, con generosidad y visión de Estado, vayan abriendo camino con el apoyo y trabajo de todos. Hace no muchos años, los que ahora son mayores, nos dieron un claro ejemplo de que podemos hacerlo y fruto de esa actitud y de todo ese trabajo hemos conseguido grandes logros, aunque también lastramos enormes desafíos. Como casi siempre y trascendiendo a la clase política de turno es el Tercer Sector el que va haciendo esa labor de abanderados sociales y, desde hace ya muchos años, nuestros mayores están encontrando en miles de ONGs la posibilidad de aportar su riqueza y contribuir así a una sociedad mejor. Mi deseo es que el “Día de los mayores” y otras muchas iniciativas no acaben convirtiéndose en una especie de negocio, como otros días que conocemos sino que promuevan la reflexión y llamada de atención necesarias sobre una cuestión tan seria y de fondo a la que nos enfrentamos y con la que debemos estar comprometidos como sociedad. De este modo, quizá acabemos logrando que los Mayores ganen también protagonismo en las agendas políticas. Mientras tanto, ¡os estaremos eternamente agradecidos!