Ya dijo Otto von Bismark que el país más fuerte de la vieja Europa era España. Siempre empeñada en autodestruirse y nunca lo conseguía. “El día que deje de intentarlo volverá a ser la vanguardia del mundo”. Sin embargo, Bismarck no conoció las Comunidades Autónomas. Los problemas de la descentralización y de la duplicación de competencias e instituciones, especialmente las del ámbito educativo son muestra de esa autodestrucción. En el caso de las universidades, ya no es que cada Comunidad Autónoma tenga su propia Universidad sino, que en muchos casos, cada Provincia tiene su propia institución, lo que divide el posicionamiento en términos de marca, duplica los recursos y resta esfuerzos a nivel global. La propuesta de Ciudadanos de vincular hasta un 25% de la financiación de las universidades a cuestiones como la explotación de la investigación y las patentes que se supone desarrollan, tiene como objetivo fomentar la investigación y la producción científica, así como devolver en forma de conocimiento, los recursos que la sociedad a la que sirven les ha dado. También dará autonomía a las instituciones, favoreciendo que proyectos interesante y relevantes no se queden sin desarrollar por falta de dinero. Esta propuesta ha escocido a algunos. Y al analizar los datos de las patentes registradas entre 2005 y 2014 por universidades españolas, se puede intuir el porqué. Por ejemplo, en comunidades como Navarra, con una población de algo más de 640.000 personas, un PIB per cápita de 28.124€ y un presupuesto para la Universidad Pública de Navarra (UPNA) en 2013 de 68,89 millones de euros, cuenta con 37 patentes registradas en casi diez años. Para saber si es mucho o poco, cabe compararla con otras comunidades uniprovinciales como La Rioja que, teniendo casi la mitad de la población, un PIB per cápita de 24.957€ y un presupuesto en 2013 de 40 millones para la su universidad, ha registrado casi una decena más de patentes, hasta alcanzar las 46. Atendiendo a las patentes por universidad, la CC.AA. más productiva es Madrid, aunque Andalucía o Cataluña tengan más universidades. Madrid cuenta de una media de casi 170 patentes presentadas por institución, frente a la media de 89 de las diez universidades andaluzas o las 91 de las siete catalanas.
Patentes registradas por universidades públicas entre 2005-2014
¿Realmente España necesita medio centenar de universidades públicas? La Universidad es como los aeropuertos: hay muchas, en todas partes y algunas están infrautilizadas o mal gestionadas. No tenemos por ejemplo, ninguna en el top 100 mundo, y el posicionamiento es muy complicado si hay tantas instituciones diferentes haciendo lo mismo. Habrá quién diga que menos universidades implica cerrar el acceso solo a los que la puedan pagar. Sin embargo, hay que tener clara dos premisas: la universidad no es para todos y el talento hay que premiarlo, potenciarlo y retenerlo. Lo verdaderamente injusto es que los jóvenes acaben en la universidad porque no haya vías alternativas de formación de calidad y acorde con sus intereses personales y profesionales, como por ejemplo la requetemendionada FP que nadie es capaz de impulsar. También es injusto que el sistema de becas discrimine por ingresos y no por talento o que se pretenda que las becas a las “excelencia académica” ronden el seis. En serio, ¿la excelencia que queremos para España es la del aprobado? Y ahí es donde hay que dar un fuerte impulso a un sistema a de becas justo para impedir que los buenos se queden sin la oportunidad y los malos estén años en las aulas. Tampoco estaría de más vincular el precio de la matrícula a los resultados, siendo inversamente proporcional a la nota: a más nota, menos se paga.
En los próximos meses hablaremos mucho de esto y de otras cuestiones relacionadas como los profesores, las acreditaciones y las plazas. Es necesario tratarlo en profundidad para insertarnos en la senda de la competitividad, de la excelencia y de la buena gestión del talento. Hay que optimizar recursos y rendir al máximo. No hay que olvidar que la Universidad forma parte de la Administración Pública y en España se ha olvidado de servir a los ciudadanos por mantener en pie todo el tinglado. Los españoles nos merecemos ser una potencia mundial. Que dejen autodestruirnos mediante la división y el despilfarro.