**Artículo de opinión de José Miguel Bernal publicado en Diario de Navarra el 27 de marzo de 2019
La transformación ya no puede esperar
Hace unos días se presentaba la nueva Oficina de Transformación Digital en Pamplona, gestionada por el Colegio de Ingenieros Industriales de Navarra. Una grandísima noticia para todos, y esperamos que, esta vez sí, se pueda dar un impulso decidido a la modernización del tejido industrial navarro.
Manu Ayerdi, vicepresidente de Desarrollo Económico, cerró el acto y anunció una línea de ayudas a empresas para empezar a caminar en el mundo digital. Me alegra que lleve a cabo una medida a la que yo mismo animé hace tres años en este mismo medio, y que, por fin a dos meses de las elecciones, se pongan los medios para ello.
Los que vivimos de estar al día de la tecnología estamos permanentemente atentos a las acciones y mensajes que se lanzan desde todas las instituciones y organismos que tienen que aportar y ayudar a las empresas. Y mientras escuchaba al vicepresidente, tenía una sensación de déjà vu, porque oíamos el mismo diagnóstico que hace cuatro años: la transformación digital es fundamental, es clave para mantenerse y desarrollarse, faltan perfiles profesionales que cubran la brecha de conocimiento entre el mundo tradicional y el digital… Y yo me pregunto en qué se ha avanzado, si hoy se dice lo mismo que hace cuatro años. Y quienes más sufren esta parálisis digital son las pequeñas empresas, que son la base de nuestro tejido industrial y uno de los motores de nuestra economía.
Ayudar económicamente es algo necesario, los mensajes repetitivos durante años ayudan a que una idea cale y se trabaje sobre ella, pero nadie ha ido a los dos meollos de la cuestión: los perfiles que se necesitan y cuánto cuesta.
Uno de los principales hándicaps es encontrar perfiles que sepan de tecnología y a la vez conozcan lo suficiente sobre aspectos de negocio y proceso como para poder plantear la solución adecuada y adaptada a cada organización. La colaboración entre el mundo empresarial y el mundo educativo, tanto universidades como el propio gobierno, debe ser más estrecha que nunca, para que los alumnos salgan con la formación necesaria para cubrir esa brecha de conocimiento y experiencia que existe en la actualidad.
El otro aspecto que se debe clarificar es el de los retornos de inversión. Cualquier persona que tenga que decidir sobre inversiones se va a preguntar cuánto se va a gastar y en cuánto tiempo va a conseguir recibir beneficios de esa inversión. La realidad es que, cuando se definen bien, estos proyectos son mucho más baratos de lo que pueda parecer inicialmente y tienen retornos de inversión y beneficios en un corto periodo de tiempo. Pero, sobre todo, son proyectos necesarios para mantener la competitividad y abrir posibilidades en una economía que ya ha cambiado. Es viabilidad y supervivencia, no solo rentabilidad a corto plazo.
También sería necesario destacar hasta qué grado están implantadas estas técnicas dentro de la administración pública. Se está pidiendo a las pymes y a las grandes empresas que acometan proyectos para mejorar su eficiencia, pero todavía falta impulsar el gran proyecto, que no puede esperar mucho más y que es el de la transformación digital de la administración. No basta con implementar sedes digitales con años de retraso. Todas las técnicas que se utilizan para extraer datos, conclusiones y tomar decisiones en las empresas privadas son igualmente válidas para la administración pública, y todavía no hemos visto un solo proyecto que intente ponerlas en práctica, una “administración basada en datos” que aporte más valor al servicio de sus clientes, los ciudadanos, y que tire del carro de la innovación y la productividad de Navarra.
Hay mucho que hacer, y no basta con repetir que es necesario hacerlo.
José Miguel Bernal es consultor informático y coordinador de Ciudadanos en el Valle de Egüés.