**Artículo de opinión de Miguel Cornejo publicado en en Navarrainformacion.es el 20 de marzo del 2019.
El futuro de (el empleo en) Navarra
La semana pasada tuve ocasión de escuchar una conferencia de María Jesús Valdemoros, quien si los navarros quieren tendrá un papel prominente en el equipo económico del próximo gobierno de Navarra Suma. Hizo un repaso a las tendencias actuales en la economía mundial y a la evolución de la (cada vez menor) ventaja de Navarra sobre el conjunto del país, señalando que se han perdido cuatro años.
Estoy completamente de acuerdo con el análisis, y si acaso creo que se deja cosas. Así que con el permiso de ustedes, aquí va algo que puede resultar un poco indigesto.
Un sistema mal hecho
En España, el nivel de paro es comparativamente enorme. Si sumamos al paro registrado el empleo parcial involuntario (los que querrían trabajar más horas y no pueden) y los desempleados desanimados (los que ya han dejado de buscar y no salen en la mayoría de las fotos) se dispara aún más. Esto significa que tenemos una enorme “holgura”, o montones de gente buscando trabajo. Y se traduce en que las empresas no tienen necesidad de subir los sueldos para cubrir sus necesidades, porque no faltan candidatos. Es una de las razones por las que, desde la crisis, aunque suba la productividad no se nota en los salarios. Y lo que es peor: aunque hemos recuperado el nivel de empleo de antes de la crisis, los nuevos son empleos bastante peor pagados.
(Si quieren profundizar, recomiendo este documento del Banco de España)
Esto se debe en buena parte a un sistema diseñado para proteger los derechos de los empleados a largo plazo a costa de la oportunidad de trabajar de la mayoría. Y no se va a corregir del todo hasta que se ponga en marcha una reforma laboral que incluya cosas como el contrato único que propone Ciudadanos. Subir el salario mínimo interprofesional no resuelve las cosas, como se ha visto.
En resumen, hace falta más empleo.
Cambio tecnológico y globalización
Hay dos tendencias que nos están afectando. Una es la competencia despiadada de productores de países como China, donde sueldos más bajos (y menores obligaciones ambientales o sociales) permiten fabricar muchas cosas más barato que en Navarra, algo que nos permite comprar más cosas por menos dinero pero es mortal para nuestros productores. Es un problema que no va a desaparecer, aunque China cada vez importe más y tenga mayores costes. Hay que convivir con él, y sabemos cómo: con una mayor y mejor adaptación a las necesidades del mercado. Innovación e inversión. Ninguna sale gratis. Mientras tanto, los fabricantes y los trabajadores que no son capaces de sofisticarse se quedan por el camino.
La segunda es el cambio tecnológico. Cada vez más, los trabajos cualificados pero rutinarios se automatizan. Y no sólo hablamos de fábricas. Hoy en día queda poca gente en los bancos que decida sobre la concesión de préstamos porque todo depende de algoritmos de scoring (en alguno participé) que normalizan los criterios. La publicidad se contrata y sirve mediante algoritmos. Lo que vemos en las redes sociales se elige (y hasta se censura) automáticamente. Algo que no va a dejar de crecer a medida que la inteligencia artificial siga encontrando modos de optimizar decisiones de los que aún no somos conscientes. El resultado neto es que todas esas cosas cada vez son más baratas y están al alcance de más gente… pero también hace falta menos gente para hacerlas. Eso acaba desplazando a mucha gente hacia puestos más comerciales, menos rutinarios, más especializados… o mucho menos especializados y por tanto peor pagados. La clase media se rompe por el medio. Quien no puede reciclarse tiene mucho que perder, especialmente mientras no exista un complemento salarial.
Yendo a lo práctico
Podríamos hablar sobre el impacto de todo esto sobre muchas cosas, como la desigualdad, pero me gustaría centrarme en una: el empleo en Navarra y su evolución a largo plazo.
Como hemos visto, los salarios dependen del paro. Y aquí el paro es más bajo que en el resto del país… pero la diferencia va bajando muy deprisa (en 2018 no se creó empleo privado, como ya hemos comentado en esta columna).
El nivel de empleo depende tanto de la oferta de trabajo como de la cualificación de la población para ese trabajo. De fomentar la oferta (que también es esencial) hablaremos otro día. Pero el trabajo que se ofrece (la parte que se paga como nos gusta a todos) está cambiando, es cada vez más sofisticado. Requiere competencias digitales, requiere flexibilidad, requiere familiaridad con herramientas y conceptos nuevos, requiere un foco en la innovación y una familiaridad con el emprendimiento, requiere con frecuencia capacidad de trato con el cliente, y requiere siempre actualización permanente. Donde hay trabajadores de ese tipo, las empresas se establecen.
Y mientras tanto, en Navarra…
Para que los navarros actuales y futuros tengan una oportunidad de seguir en la parte agradable del sistema salarial es fundamental que nos tomemos la educación como la prioridad que es. Que fomentemos la flexibilidad e incorporemos el uso de nuevas tecnologías. Que invirtamos en facultades, cátedras y centros de excelencia en las áreas críticas. Que apostemos por darnos el mayor acceso al conocimiento más actual, esté donde esté en el mundo. Que hagamos real la Formación Profesional dual. Que nos demos cuenta de que el Servicio Navarro de Empleo deberá reciclar la formación de cada vez más gente, y hacerlo de verdad, porque sin formación continua muchos se caerán a la parte de abajo.
Todo esto parece evidente. Pero en Navarra, hoy, en lugar de eso se está invirtiendo en promocionar un sistema educativo en euskera que ya ha demostrado ampliamente, con los resultados de PISA tanto en País Vasco como Cataluña, que genera resultados desastrosos para aquellos niños que estudian en una lengua que no es la materna, especialmente en áreas clave como las matemáticas. Se está promocionando un idioma minoritario (un 7,5% de hablantes reales, aunque lo conozcan más) en lugar de una herramienta de evidente utilidad como el inglés, a costa de las cualificaciones de los niños navarros y de su futuro. Estamos poniendo la construcción de un espejismo por delante de las cosas de comer. No es sólo sectarismo, es una irresponsabilidad.
Como dice María Jesús Valdemoros, tenemos que fomentar el tejido empresarial. Coincido y envido más. Ese tejido no durará mucho si no nos tomamos mucho más en serio el sistema educativo navarro, en todas sus dimensiones. Y el kuatripartito lo está saboteando.
Cambiemos de prioridades. Aseguremos el futuro de los navarros centrándonos en la mejora de nuestras administraciones, la salud (y el número) de nuestras empresas, y nuestras propias capacidades para afrontar el empleo que viene (y para ayudar a los que no puedan). Y dejemos la construcción de identidades fuera de la política.
Miguel Cornejo (@miguelcornejose) es economista y miembro de la junta directiva de Ciudadanos Pamplona.
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