*Artículo de opinión de Eduardo Ortiz, profesor y miembro del Grupo de Política Interior de Ciudadanos Navarra, publicado en el Diario de Noticias el 13 de septiembre
Lo que estamos viendo estos días en Policía Foral es una manifestación de un problema más global; de fondo.
Si atendemos en primer lugar al factor humano, como desde la política debería hacerse siempre, preocupan mucho las noticias de un colectivo humano fragmentado, tensionado y en situación de debilidad. Una pena y, desde estas líneas, primero, queremos hacer llegar nuestro apoyo y reconocimiento a las mujeres y hombres profesionales que conforman este Cuerpo policial. No sobra decirlo en estos días.
Se está hablando de horarios, sueldos, posible desatención en alguno de sus cometidos, dimisiones, etc. Y, tras ello, como siempre en todo conflicto humano, nos encontramos con un cruce de opiniones e intereses. Tampoco nos extrañan las declaraciones de los dirigentes políticos de distintos partidos que han tenido responsabilidad en la famosa Ley de Policías diciendo que esto no es cosa suya o mirando para otro lado.
Sin embargo, en nuestra opinión, esta situación puede ser aprovechada para ir a la que consideramos “madre de todas las batallas” que enfrenta nuestra Policía Foral. Y digo nuestra porque en Ciudadanos consideramos con claridad que es nuestra; de los Navarros y de Navarra y que, como tal, debemos apostar en serio por ella. Algunos que permanentemente nos tachan de antiforalistas no parecen tener tan clara, en la práctica, esta apuesta.
Y, en mi opinión, la pregunta clave es: ¿qué queremos hacer con la Policía Foral?, ¿Qué queremos que sea en los próximos años?, ¿Queremos una policía con mayúsculas? En definitiva: ¿apostamos por nuestros forales?
Queda ya muy lejos aquel 1928 de su fundación y el Cuerpo ha sufrido la lógica evolución pero es verdad que, por lo que dicen los propios policías, llevamos ya demasiados años de indefinición política en relación al futuro de la Institución.
Más allá de querer tener una policía propia que dé relevancia a la Comunidad Foral y de algunas otras razones, ¡al final, qué!
Es verdad que la aplicación de la actual Ley de Policías debilita en varios aspectos al Cuerpo pero también es verdad que se arrastran desde hace tiempo otros problemas estructurales fruto de la falta de apuesta política. Nos referimos, por ejemplo, a Comisarías no convenientemente atendidas, urgente necesidad de algunos recursos materiales y técnicos, más presencia de la Policía en las redes sociales y el ámbito educativo o una formación más específica para los nuevos desafíos que, en materia de seguridad, se plantean en el presente y amenazan nuestro futuro.
¿Qué haría falta entonces para que la Policía Foral de Navarra sea, de verdad, una policía, como describe esa palabra tan “políticamente manida”, integral? Esto es para lo que tenemos que sentarnos todos los agentes sociales implicados. Sin duda, en primer lugar y como primeros protagonistas, los propios policías; a poder ser, con menos interferencias políticas. Pero también, los Sindicatos, los partidos y la propia sociedad civil.
Sin duda que será bueno cambiar la actual Ley de Policías. Puede hacerse. No hay problema. Ya que efectivamente es tan negativa, es más que posible mejorarla. Con ello, afrontaremos el reto urgente que tenemos ahora mismo encima de la mesa; especialmente el del buen clima laboral que los agentes merecen y que es necesario para que hagan bien su trabajo.
Pero, a la vez, es el momento de afrontar esa reflexión pendiente sobre el futuro inmediato de la Policía Foral. Y también es tiempo de ver si estamos dispuestos a invertir los medios necesarios y a tomar las decisiones oportunas para que todo ello se haga realidad. En Ciudadanos Navarra lo tenemos claro: ¡Sí, estamos dispuestos!